… junto a Windows 7

1 – Crear una partición

1- Si no tiene una partición en blanco en su disco duro, empiece por crear una con la utilidad de administración de discos de Windows 7. Vaya al menú Inicio, haga clic con el botón derecho en Equipo y seleccione Administrar. En el panel izquierdo de la utilidad, haga clic en Almacenamiento, Administración de discos.

2 – En el panel derecho de la utilidad, seleccione la partición que desea reducir para crear una nueva. Haga clic con el botón derecho y seleccione Reducir volumen. Introduzca la cantidad de espacio a reducir: con Windows 8, se recomienda tener al menos 16 GB para la versión de 32 bits y 20 GB para la versión de 64 bits. Confirme con Reducir.

3 – Aparece un nuevo espacio no asignado. Haga clic con el botón derecho y seleccione Nuevo volumen simple. Aparece la ventana del asistente para crear un volumen simple, haga clic en Siguiente. Deje el tamaño del volumen sin cambios y haga clic en Siguiente. Asigne la letra de su elección a la partición y haga clic en Siguiente. Deje la configuración predeterminada y asigne un nombre al volumen. Haga clic en Siguiente y luego en Finalizar.

2 – Instalar Windows 8

1 – Inserte el DVD de Windows 8 que grabó y reinicie su PC. Un mensaje le pide que pulse cualquier tecla para arrancar desde la unidad de CD/DVD. Si este no es el caso, cambie la secuencia de arranque en la Bios (pulse la tecla indicada al principio del arranque para acceder a ella).

2 – Aparece la pantalla de selección de idioma, haga clic en Siguiente y luego en Instalar ahora. Introduzca la clave de activación y apruebe el acuerdo de licencia. Haga clic en Personalizar, seleccione la partición que creó en el paso anterior y haga clic en Siguiente. Al final de la instalación, el PC se reinicia y una pantalla le pide que elija el sistema que desea iniciar: Windows 7 u 8.

Windows 8 en un disco virtual

Si desea combinar el rendimiento de una instalación de arranque múltiple con la facilidad de uso de un sistema virtualizado, puede que tenga la tentación de probar Windows 8 en un disco duro virtual. Para ello, deberá generar, a partir de su Windows 7 actual, un archivo VHD (Virtual Hard Drive) en el que instalará el nuevo sistema Microsoft.

Ventajas: no hay que gestionar ninguna partición (basta con definir el tamaño del disco virtual al crear el archivo VHD a través de la herramienta Windows Disk Management) y archivos de sistema que no se molesten entre sí (una vez iniciado, Windows 8 ve el archivo VHD como un disco duro real e instala todo su software de forma predeterminada).

Desventajas: el manejo es laborioso (requiere en sus diferentes pasos, la entrada de muchas líneas de comandos) y la desinstalación – si no se hace correctamente – puede dañar el bootloader de su sistema.

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